jueves, 22 de octubre de 2015

El rito del Muérdago


Astérix popularizó el muérdago entre mi generación…, una planta sagrada para los antiguos druidas, entre ellos Panoramix… indispensable para fabricar su célebre poción mágica y un alivio para todo mal, físico o mental.

Y es que en efecto, el muérdago, se utilizaba en las festividades asociadas al Año Nuevo Celta, “Samhain”, hacia el primero de noviembre, cortado mediante un ritual respetuoso y complejo. Cuando la luna tenía seis días, había que escoger el árbol, preferentemente un roble, al que había que pedirle permiso y cortar el muérdago con una profusión de reverencias, utilizando una hoz de oro.

Incluso, ya en la antigüedad se consideraba que besarse debajo de un árbol con muérdago hacía durar el amor o incluso podía iniciarlo. Sin embargo, con la aparición del cristianismo, la fuerte simbología pagana hizo que esta tradición cayera en desuso… hasta nuestros días. El cristianismo alentó en cambio la bondad del acebo, otra planta sagrada de los celtas, que se acabó convirtiendo en un símbolo de la Navidad. Hoy día, junto con plantas vivas de acebo (actualmente está prohibido cortarlo) aún se puede comprar muérdago en los mercadillos navideños.
La leyenda dice que los poderes mágicos del muérdago provienen de que fue creado como un elemento que no provenía ni del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo.
Indudablemente en el origen, el carácter mágico atribuido por los celtas al muérdago tenía que ver con sus numerosas propiedades medicinales, no solamente místicas, ya que muchos remedios y ungüentos utilizados desde aquella época estaban realizados a partir de esta planta. Hoy en día se ha podido demostrar que posee principios activos eficaces para combatir enfermedades como la arteriosclerosis, reducir la tensión y mejorar la circulación sanguínea. 


Un huésped que debilita a los árboles
Es posible que a usted le gusten las tradiciones y que desee cortar muérdago personalmente. El principal problema puede residir, primero en localizar un árbol que lo contenga... y después, en trepar a él, armado de unas buenas tijeras de podar, ya que no creo que disponga a mano de una hoz de oro.

También es posible que quiera usted cortar el muérdago porque siendo una planta parásita, absorbe el agua y los nutrientes del árbol hospedador… Los árboles saludables lo toleran en algunas ramas, sin embargo cuando prolifera, los árboles pueden debilitarse, tener ramas secas y a veces morir.


El muérdago desarrolla un crecimiento propio mediante el proceso de fotosíntesis por lo que no es estrictamente una planta parásita, sino semi-parásita. Crece preferentemente en las ramas de encinas, pinos y robles, en lo que a simple vista parece una madeja de tallos en forma de pelota.

Las bayas, primero verdes y blancas al madurar a finales del otoño, no son comestibles, aunque al igual que ocurre con otras bayas, los pájaros sí que las aprovechan. Sus semillas viscosas se pegan a su plumaje, de ahí el género latino de la planta: “viscum”, de modo que para desprenderlas, las aves se frotan contra algún tronco, propagando así la planta.


Esta se desarrolla sobre el árbol portador, sobre el que crece con una adherencia sorprendente. El muérdago presentado en estas fotografías se encuentra en los bosques de pinos silvestres (pino de Valsaín o Albar) de “Pinares Llanos”, en Peguerinos, Avila, en donde es muy abundante.



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