miércoles, 30 de diciembre de 2015

"Una de nutrias..."

Me sorprendió un amigo hace algún tiempo diciendo que le haría ilusión ver una nutria… 
Serán las, qué sé yo, miles de horas pasadas en el campo…, pero rememorando y rebuscando en los baúles de recuerdos que andan por ahí en el cerebro, me di cuenta de que 
por un lado, no sé ni la cuenta de las nutrias que he podido ver, pero muchas… muchísimas
y por otro, ver una nutria es siempre una gozada.

Así es que, en homenaje a mi amigo, no voy a describir la vida y milagros de estos simpáticos animalillos, pero sí que os cuento
“Una de nutrias…”


Descansando sentado sobre un escarpe rocoso, dominando las aguas de un buen tramo del Esla, en la provincia de Zamora, adonde me he acercado para comprobar la cría de algunas rapaces, tengo la mente distraída y los prismáticos delante de los ojos…

Estoy entretenido con algunos patos que nadan en el río delineando rayas que cortan el agua a lo lejos… 
Una sorprendente cangrejera lleva un tiempo también descansando en la orilla, a ratos cambiando de postura, rebuscando… 
A veces, pasan una o dos garcetas… o una garza real, que también se ha venido a posar y se ha quedado estática… 
Lavanderas, currucas y carboneros,… Milanos, ratoneros y algún leonado…


A lo lejos, una línea me llama la atención. Puede ser otro pato, pero me parece que avanza más rápida, que la estela se abre más y sobre todo, que el punto que la precede es más grande. 
Enfoco y no hay duda, es una nutria que viene enfilada hacia mí… 

A veces se hunde y la línea se interrumpe, para rebrotar un poco más cerca… 
Tiempo justo para agazaparme entre la roca, encima y a unos diez metros sobre la orilla a mitad rocosa, a mitad herbosa.


No han pasado muchos minutos y la nutria, una hembra adulta llega a la orilla, en donde esperan tres crías que han salido de algún encame que no alcanzo a distinguir. 
Al cabo de un rato me oyen moverme y me miran, con tal naturalidad que mi presencia parece no importarles… 
de hecho siguen en la orilla un rato más…


Al cabo, todas regresan al río en donde nadan juntas. 
No parecen tener prisa, pero inexorablemente se van alejando siguiendo la orilla, explorando en busca de alimento, 
mientras juegan las unas con las otras… 


pescando cangrejos entre las cañas que sobresalen del agua
la madre se encarama aquí y allá a las rocas para marcarlas con sus heces


El espectáculo es propio de un documental y de una duración inusual ya que cuando aun teniendo a las nutrias a la vista miro el reloj, pasa una primera hora, luego una segunda y finalmente, desisto de seguir con el disfrute antes de que acabe la tercera, ya con los animales a vista de telescopio …


Nutrias he visto unas cuantas y son animales que no resultan especialmente huidizos, que actúan con bastante naturalidad y confianza y que permiten la observación de su simpático comportamiento. 

Debo añadir que aunque encontrarlas es en cierto modo cuestión de suerte, primero es obviamente fundamental tener constancia de que en tal o cual zona las hay. 

Después, es importante saber por dónde suelen moverse… asumiendo que recorren varios kilómetros de río por lo que por un lado, en el día que elijamos pueden estar en otra parte… pero si tenemos paciencia, al cabo de un rato pueden aparecer nadando. 

Finalmente y como en toda observación de la naturaleza, también puede ser que ese día estén cansadas de haber estado pescando y se lo pasen durmiendo encamadas o metidas en su madriguera, o que para que cuando nos vayamos, aún no hayan dado en pasar cerca.

No creo que haya horas para las nutrias… las he visto de mañana y de tarde, o en las horas crepusculares… y gustan en mi opinión de las aguas amplias y remansadas… en ríos o embalses que pueden ser grandes pero también relativamente pequeños, incluso grandes pozones, pequeños azudes… y en los que por lo general, los niveles se mantengan relativamente estables.

Decía Eugenio, el humorista, “
me gusta jugar al póquer y perder… ganar tiene que ser ya la repera…”. 
Pues a mí me gusta ir al campo y disfrutar de las luces, el amanecer o la puesta del sol, la brisa y la tranquilidad… 
Si me sale una nutria, un lince o un lobo, entonces, para qué más!!!

lunes, 28 de diciembre de 2015

Del Jarama al Sorbe


Recuerdo que a mediados de los ochenta, las sierras, los páramos y los campos de Guadalajara que yo recorría con mi pequeña Vespa “primavera”, unas veces solo, otras en buena compañía, eran auténticos despoblados en los que no como ahora, solamente era posible cobijarse que no acomodarse, bajo alguna ruina unas veces, bajo algún buen árbol otras, o en alguna covacha las demás.

Eran tierras solitarias, tanto los días laborables -que no de labor, porque allí ya no laboraba casi nadie-, como los fines de semana o las fiestas de guardar. Tan solitarias que a lo más, durante el día se veía algún pastor en el campo…o al cabo del día, se encontraba uno con alguien de atardecida, en las pocas casas habitadas de cualquier pueblo… 


No viene ahora al caso rememorar tantos parajes, pueblos, ríos, bosques o singularidades geológicas ni faunísticas como descubrí en aquellos años; Lindes de Guadalajara con Segovia, con Soria, con Cuenca…; Unos pocos nombres si acaso: Somolinos y su laguna, la Sierra de Pela, la de Alto Rey o la del Ocejón, rincones perdidos entre Sigüenza y Atienza, Condemios, Villacadima, Umbralejos… Lugares en los que aún se escondían las esquivas águilas reales, las casi desaparecidas perdiceras y los cada vez más escasos alimoches, halcones, búhos…

Ese desamparo que sobrecogía a la caída de la tarde, cuando el campo queda mudo, las sombras se alargan y uno queda consigo mismo, con el canto del cárabo y la brisa en la hojas, preguntándose donde le esperan para sentir que no está solo, es ahora una profusión de turismo de fin de semana, de alojamientos rurales, de voces y motores… y las casas, las cuadras y las tenadas de los pueblos entonces abandonados abren ahora sus restauradas puertas al menos dos de cada siete días… 

Pues entre todos estos parajes, no hace mucho volví a visitar, ya con familia, el espacio que dista entre el curso medio-alto del Jarama y el del Sorbe, a su vez afluente del Jarama tras verter sus aguas al Henares…; Una comarca que denominan “La Ribera” y que comprende un conjunto de pueblos entre Tamajón al oeste y Cogolludo al este.

Partiendo desde Madrid por Torrelaguna y siguiendo la angosta y revirada carretera que bordea el curso del Jarama, a lo largo de los pueblos de Tortuero y Valdesotos, llegamos hasta las inmediaciones del embalse de El Vado, en los límites con la Reserva de Caza de Sonsaz, sin más novedades que las que quepan en nuestro plan de ruta… La primera propuesta es la de descubrir el cisterciense, romántico y bucólico monasterio de Bonaval… a orillas de este río. 

Llegados a Retiendas, un andariego camino de apenas un par de kilómetros conduce hasta el viejo monasterio que entre la ruina de su abandono nos muestra la pureza de su estilo cisterciense, en un paraje que poco ha debido cambiar desde el siglo XII… Estilizados arcos apuntados, sencillos capiteles con motivos vegetales, arquivoltas con puntas de diamante…. y la gran ventana que como rosetón se alza por encima de la portada. Por una maltrecha escalera de caracol se puede subir a contemplar lo que queda de sus bóvedas, en lamentable ruina y el propio valle del Jarama, en el que a media hora de paseo se encuentra una hoz de paredes calcáreas entre bosques de chopos, robles y quejigos, ... quién sabe si uno de los lugares preferidos por estos monjes de San Bernardo que tanto gustaban disfrutar de la soledad y la naturaleza, manifestaciones ambas de la Gracia divina.

En un ambiente romántico y sugerente en donde encontrarían perfecto acomodo las leyendas de Bécquer, ya hace años se decía que si nadie tomaba cartas en el asunto, Bonaval sería pronto un triste recuerdo que contar a nuestros nietos…, pero el Monasterio aún se resiste a ser solamente objeto de la imaginación, quien sabe por cuánto tiempo más.

A principios del siglo XII, los reinos de España andaban tan sin atadero, que se salteaba a los monjes en los caminos y se les despojaba de sus hábitos… En los libros de historia está escrito que la simonía de los abades, los privilegios, las exenciones y la vida ancha de los monasterios justificaban las lindezas de asuso y aún más.

Fue en aquellos días de molicie y demasía cuando empezó a prender como yesca en toda la cristiandad la reforma cisterciense... La renovada orden benedictina rechazaría diezmos, señoríos y vasallos y el propio monje apacentaría sus ganados, trabajaría el campo alrededor de la abadía; Lejos de la ciudad, el monasterio yacía olvidado de todos y de todo en el bosque o el valle apartado.

Fue en aquellos días cuando se erigió el monasterio de Bonaval, una de las primeras fundaciones del Císter en tierra española. En 1164, Alfonso VIII, el de las Navas de Tolosa, rey de Castilla, permite a los cenobitas instalarse en un coto redondo a orillas del Jarama –a tiro de ballesta del caserío de Retiendas– para que habiten en él 'velut precarium'; es decir, de prestado. Años más tarde, se lo dona definitivamente y, muy contrariamente a los ascéticos principios de los monjes blancos –tal era la simbólica color de sus sayas–, Bonaval inaugura una historia pletórica de encomiendas y riquezas que no se interrumpirá hasta 1821, en que el gobierno liberal expropia convento y terrenos.

http://www.excursionesysenderismo.com/rutas/r_guadalajara/ruta_301_gu.htm 

Este zorzal pone una nota de vida y color en el paisaje de la reserva de caza de Sonsaz.

Del Jarama al Sorbe…, de Retiendas a Muriel, el excursionista deberá dirigirse por amena ruta por Tamajón, de cuyos méritos geológicos podrá hacerse una idea explorando los terrenos cretácicos en torno al pueblo abandonado de Sacedoncillo, en donde no le será difícil encontrar interesantes fósiles originados en los mares cretácicos …

Esbozo geológico:

Junto al pueblo de Retiendas encontramos materiales Primarios o Paleozoicos, con una serie estratigráfica que empieza con cuarcitas y pizarras ordovícicos, a las que siguen depósitos de estuario o delta de conglomerados, areniscas, lutitas y limolitas pérmicos. Mientras el Ordovícico es “azoico” o carente de fósiles, en la serie del Pérmico se encuentran niveles carbonosos con restos de helechos…

En Sacedoncillo las rocas son ya del Secundario o Mesozoico, en donde se pueden observar primeramente areniscas rojas del Triásico “Buntsandstein”. Por encima existe una ausencia de depósitos de unos 150 M años
, al no aparecer ni el resto del Trias ni el Jurásico, sino que se disponen arenas blancas (facies Utrillas) de edad Cretácico, en lo que se denomina una “paraconformidad”. A las Utrillas siguen sucesivos bancos de calizas con abundantes fósiles: ostreidos en la base, bivalvos y gasterópodos en el medio, y en la zona más elevada margas con ammonites, equínidos e incluso algún diente de pez.


Junto a Tamajón, la disolución del Cretácico ha generado un paisaje denominado kárstico, similar al de la Ciudad Encantada de Cuenca, en donde los bancos inferiores más fácilmente erosionables que los superiores, dan lugar a resaltes de estos últimos, con típicas formas, cuevas e incluso un arco. 

Camino de Muriel y del río Sorbe, de nuevo se encuentran materiales paleozoicos que si se presta atención, se podrá observar que se encuentra sucesivamente en contacto discordante con materiales mesozoicos, debido a la presencia de un importante cabalgamiento tectónico. 


Nos encontraremos con el segundo río de la jornada... 

El Sorbe cruza La Ribera con aguas abundantes que son recogidas por dos embalses sucesivos, el de Pozo de Los Ramos y el de Beleña. No es de extrañar que recorra sediento los últimos kilómetros, hasta desembocar en el Henares.

En torno a Muriel, el Sorbe…,el “río misterioso” pues tiene muchos kilómetros muy difíciles de acceder y de complicado andar, aún no fluye embalsado y lo hace encañonado, en agreste paisaje. 

Pocos cursos más salvajes se hallarán en todo el Sistema Central: un barranco angosto, cerrado por altos riscos que aprisionan a este loco de furiosas espumas, que corre entre sauces y chopos, flanqueados a su vez por masas casi impenetrables de encinas y junto a cuyo cauce podemos terminar el día, antes de emprender el regreso.

jueves, 24 de diciembre de 2015

The landscape collector

DECEMBER 15


In the long brand new winter evenings, the light soon falls, leaving the mountains in shadow ... These days, the cold is more intense and the nights are long and dark.

This year 2015 we have the great gift of the full moon occuring on Christmas Day ...

This Full Moon, besides marking the midpoint of the lunar year, also has the distinction of being the ideal night to renew commitments , burying three acorns to symbolize the mind, spirit and body and asking the gods interior strength to continue the journey , change direction or correct any error.

En las largas tardes del recién estrenado invierno, pronto caen las luces, dejando la sierra en sombra… En estos días, el frío es más intenso y las noches son más largas y oscuras. Este año 2015 tenemos el gran regalo de que la luna llena se produce en el día de Navidad… 

Esta Luna llena, además de marcar el punto medio del año lunar, tiene la particularidad de ser la noche ideal para renovar compromisos, enterrando 3 bellotas de roble como símbolo de la mente, el espíritu y el cuerpo y pidiendo a los dioses interiores la fuerza para continuar el camino, cambiar de dirección o corregir cualquier error.



Winter can be , in fact it is a beautiful time of year, not only when snow covers the landscape and branches ... but also as we witness the nakedness of the trees. However, for deciduous trees, the onslaught of cold and long dark nights is some downtime, when they lose their leaves, only to start growing again with a new spring.




Qué perverso es el invierno con los árboles 
desnudos y ateridos,…

…Esos tristes fantasmas profanados, 
que no pueden surcar los territorios 
como las aves en busca de indumento 
para cobijarse…

…Desdichados árboles ofreciéndose 
en holocausto como esculturas mutantes, 
despojadas de su fronda 
y de la dignidad de los árboles en primavera…              

Antonio Álvarez Bürger

domingo, 13 de diciembre de 2015

Monthly Geological Pics

DECEMBER 15

Tatio Geysers in Atacama (Chile)



Tatio Geysers, a geothermal field at 4200 meters altitude in the Andes of San Pedro de Atacama attracts thousands of visitors each year, leaving no one indifferent or disappointed... One of the most amazing natural shows in the world. As much as any other else.

Rising relentlessly to the sky, day after day, all day ... at night the geysers steam columns, condenses with the sharp drop of the temperature, forming plumes that rise up to ten meters on the hillside, invisible in the dark. The light of the early dawn reveals a white cypress plantation standing in the dusk.

However, the real show, one that is repeated every day and that only lasts a few minutes long, is the first sunrise ... timid rays hovering over the relief and fumaroles that light, that are painted in colors and which confer an indescribable magic.




Los Geiseres del Tatio, en San Pedro de Atacama (Chile)



De mañana muy temprano, una caravana de coches se adentra en la oscuridad de un camino que asciende por entre las laderas de la cordillera andina… Algo hay que encamina esta procesión de gente somnolienta pero motivada, algo que no se puede discernir entre las tinieblas de la noche en la que aún no despunta el amanecer y que como en una procesión religiosa, espera al final del viaje para justificar el sueño, el frío y la incomodidad… “Eso nos han dicho y en eso creemos”.

Un anhelo y una ilusión que no va a defraudar ni dejar indiferente a nadie. Un espectáculo natural entre los que sean más asombrosos en el mundo. Tanto como el que más: Los Geiseres del Tatio, un campo geotérmico a 4.200 metros de altitud en la cordillera andina de San Pedro de Atacama, que atrae a miles de visitantes cada año.

El Tatio eleva sus columnas de vapor al cielo sin descanso, día tras día, todo el día…, pero durante la noche, con la brusca caída de las temperaturas, este se condensa formando penachos que se elevan hasta diez metros sobre la ladera, invisibles en la oscuridad. La claridad del amanecer, muy temprano, los revela como una plantación de cipreses blancos que destacan en la penumbra. 


Sin embargo, el verdadero espectáculo, uno que se repite a diario y que solamente dura unos siempre escasos minutos, es el de la primera salida del sol…, unos tímidos rayos que asoman sobre el relieve y que iluminan las fumarolas, las colorean y les confieren una magia indescriptible.


Los Geiseres del Tatio son el campo geotérmico más alto del mundo, ubicado a dos horas de San Pedro de Atacama, en plena cordillera andina, rodeado de cumbres de volcanes nevados de hasta casi 6.000 metros de altitud recortadas contra un intenso cielo azul metálico, algunas con actividad volcánica actual,. Además de las fumarolas que emergen de la tierra con fuerza, a temperaturas de hasta 85º, se encuentran borboteantes pozas de agua hirviendo y arroyos de aguas calientes, con coloridos bordes de sales minerales.

Aproximadamente hacia las seis de la mañana se produce la máxima expresión de estas fumarolas de vapor y agua, por lo que conviene emprender el camino no después de las cuatro y media. En el trayecto y en el lugar, es posible observar vicuñas, llamas, ñandúes y vizcachas, mientras que en la flora sobresalen los cactus gigantes, las llaretas y el coirón.

La temperatura alcanza los 5°C bajo cero en la noche, por lo que a los turistas se les recomienda llevar ropa muy abrigada, pero en contraste, igualmente traje de baño y toalla ya que en algunos de los arroyos o pozones termales es posible bañarse… Una experiencia deliciosa que cuando la temperatura diaria sube a los 15°C es más llevadera que en aquellos días en que se mantiene fría e incluso heladora, haciendo heroico el acto de salir a secarse y vestirse.

Si vienes a Atacama, no habrá mañana como la que pasarás en El Tatio, con los primeros rayos del sol atravesando las columnas blancas de vapor. 
 

jueves, 3 de diciembre de 2015

Introducción a la Geología de Madrid (Parte II)

UN ITINERARIO GEOLÓGICO DIDÁCTICO A LO LARGO DE LA N-1

El Mesozoico


Un nuevo dominio geológico de edad cretácica sustituye al hercínico descrito en la parte anterior de este Post, en tránsito hacia el Terciario, y en el que el recorrido propuesto se adentra brevemente junto a Soto del Real, o más francamente, en Torrelaguna.

Estos depósitos solamente son visibles en pequeñas franjas adosadas al bloque hercínico, rápidamente ocultas bajo los depósitos terciarios y cuaternarios de la Cuenca del Tajo. A lo largo de toda la región, el Cretácico es muy homogéneo en cuanto a la naturaleza y disposición de sus capas, siendo especialmente ilustrativa la serie que puede observarse en los afloramientos que se encuentran en la bajada desde El Berrueco, junto a Torrelaguna, y en donde ya hace más de un siglo y medio Casiano del Prado estudiaba la geología de la provincia de Madrid.

Foto 1: Dolomías cenomanenses en la bajada a                                                             Torrelaguna, desde El Berrueco, dispuestas en bancos de buzamiento SO.

Progresivamente se identifica una base detrítica continental, arenosa y arcillosa, de escasa potencia, la cual equivale a la formación Utrillas albense, discordante sobre pizarras muy verticalizadas de edad Ordovícico. Sigue una serie marina alternante de margas y dolomías cenomanenses, en disposición monoclinal, con una potencia importante. Se trata de calizas margosas, muy tableadas, dolomías brechoides y dolomías micríticas y cristalinas, en bancos potentes.

Al noroeste de Torrelaguna, el pequeño valle del arroyo San Vicente conjuga un singular interés morfoestructural, en el que las capas de dolomías cretácicas, replegadas en sinclinal y anticlinal por el cabalgamiento alpídico de los gneises glandulares, se encuentran verticalizadas, resaltando con notable contraste sus niveles más duros en el relieve.


                                Foto 2: Costillar de dolomías y margas alternantes, en el valle del arroyo San Vicente, en Torrelaguna.

La Cuenca de Madrid
Pertenecientes a la Cuenca del Tajo, los terrenos pasan a estar integrados por sedimentos de edad terciaria y cuaternaria, a partir del contacto rectilíneo, discordante tanto sobre el substrato hercínico como sobre el mesozoico, que extendiéndose por delante de la Sierra de Guadarrama pasa por las localidades de El Molar y Tres Cantos. A diferencia del Neógeno, muy extenso, el Paleógeno solamente tiene notable representación en el amplio valle que se extiende entre Venturada y Torrelaguna, limitado al sur por el macizo gneisico de San Pedro.

La unidad cenozoica se inicia con los depósitos detríticos oligocenos de génesis endorreica, alimentada por abanicos aluviales del borde de la cuenca, con característicos conglomerados de cantos polimícticos, a veces de considerable tamaño, más o menos rodados y empastados en tierras arcillosas rojas cementadas, muy visibles en los desmontes de la autovía N-I frente al pueblo de Venturada. 
Foto 3: Testigo de la facies de conglomerados paleógenos.                                                                                                                   Canto de gneis en matriz terrosa rojiza. Venturada. 
Los depósitos neógenos, arcósicos, igualmente generados en ambientes sedimentarios de abanicos aluviales surcados por una red divagante de canales de alta energía, ocupan la extensa llanura al pie del Sistema Central y son a su vez discordantes sobre el Paleógeno. Su peculiar granulometría en la que los niveles más groseros progradan sobre los más finos refleja un aumento en la energía de deposición del medio, a medida que se levantaba la Sierra de Guadarrama. Al tiempo, en los momentos de desbordamiento, se producía la sedimentación de limos y arcillas.

La llanura miocena ocupa una parte importante del recorrido, enlazando las elevaciones montañosas con la Fosa del Tajo. Desde su arranque, marcado por una ruptura de las pendientes, hasta las estribaciones urbanas de Madrid, configura un paisaje alomado y cerealista, degradado por la incisión fluvial.

Foto 4: Arcosas miocenas en un talud en San Agustín de Guadalix.                                                                                                       El depósito de arenas, con algunas gravas, muestra laminación cruzada.

A algunos de los cursos fluviales, los más importantes, se le asocian diversos depósitos cuaternarios fluviales: terrazas, aluvial, los cuales alcanzan cierta entidad.

Otros depósitos cuaternarios a lo largo del itinerario son los que generan los modelados gravitacionales: glacis, conos de deyección, pequeñas cubetas endorreicas y, sobre todo cerca ya de la ciudad, rellenos y vertidos antrópicos. 

Foto 5: Río Guadalix junto a Santo Domingo. 

Foto 6: Talud excavado en un cono de deyección cuaternario, con bloques polimícticos y matriz arenosa. El Molar.
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