jueves, 29 de diciembre de 2016

The landscape collector

DECEMBER 16



Ha sido Navidad y es ahora el Año Nuevo...
En paz conmigo mismo y con el mundo en paz que tengo debajo y por delante,
tengo fe, certeza y esperanza en que las cosas inmutables,
lo que de verdad me importa seguirá un año más dándome felicidad,
a mi, a mi familia, a mis amigos y al resto de la gente de bien.

Guadarrama está de moda. Sobre todo estos días de fiesta. 

No es la nieve, que tan pronto como vino se ha marchado... 
Es quizás el aire sucio de la ciudad del que ha salido la gente huyendo...
O es quizás el bullicio insoportable de las calles de Madrid...

Espero que la gente no deje la porquería urbana en la montaña.
Porque lo que si han llevado es el ajetreo de las plazas, de los mercadillos y de los bares.



Yo, desde aquí arriba,  disfruto soloquiero decir en solitario..., 
de la visión grandiosa, solemne y sublime de las cumbres, 
del silencio humano y del rumor del viento, 
de mi propia expresión callada de asombro y admiración... 
de la compañía de las águilas y los buitres que me han acompañado hasta aquí, y 
hasta del frío que hiela mis manos y mi cara. 


Por cierto, que este ha sido el año Cervantes... no se me olvida... 
pero sobre todo recordemos a ese su Quijote, que hizo que el escritor no fuera solamente un soldado sin fortuna, o un funcionario más de la opresión secular... 

Ese Quijote con el que todos los un poco locos nos identificamos..., quizás no tan en el fondo, no muy en el fondo... ¿no? 


lunes, 19 de diciembre de 2016

Monthly Geological Pics


DECEMBER 16  - THE DAROCA MINE

After the dark medieval lethargy, the Renaissance marks the flowering of culture. There is also a resurgence of public works and among them, those of tunnels. Leonardo da Vinci conceives underground levels in his designs of cities and thinks about the possibility of drilling mountains to carry water through subterranean channels. 

The "Daroca Mine" marks the passage from Renaissance ideas to reality. The main street of this Aragonese town (Spain), backbone of the city, coincides with the bottom of a ravine, and frequent torrential storms of water flowed through the urban center, following the layout of the street and causing heavy damage. The work was conceived with the purpose of driving and diverting torrential waters towards the Jiloca River. 

Made between 1555 and 1560, it is surely the first tunnel of the Renaissance. This fact makes it one of the most important public works of the sixteenth century in Europe. 

To carry out this truly ambitious project, the council of Daroca went to the French engineer, architect and sculptor Quinto Pierres Bedel, a specialist at that time in hydraulic works and famous for having built the aqueduct of Teruel. It consists of a tunnel of about 650 m in length and 6.7 m in width, with a variable height between 7 and 8 m, that crosses the hill of San Jorge. Inside the tunnel stands a ventilation chimney that saves the pressures from the mouth of the tunnel, as well as an area reinforced with a vault built in stonework stone to avoid a stretch of weakness. To protect the city wall and direct the waters to the mouth of the Mine, a powerful wall, called "la barbacana", three hundred meters long, was built, part of which is still preserved.


In addition, this construction has other uses, as a route for cattle and as a shorter way to go to the pasture area, without having to cross the top of the hill of San Jorge. Likewise, during the Civil War, the supply of goods was made through the Mine, which was crossed by the truck convoys as a true tunnel. 

Reason for admiration, the Mine became true pride of the city and one of the most known monuments of Daroca, at the same level as the large walled enclosure or the Collegiate Church of Santa Maria. The kings of Spain used to go "to pass the Mine" when they came to visit Daroca, as Philip II did in 1585, accompanied by his whole court and with several torches to illuminate the road. The decree of 2-VII-1968 that declared Historic Artistic Complex to the city of Daroca, includes as worthy values ​​of conservation, among others, its famous Mine.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Las Cabreras de San Juan


La ruta por las Cabreras de San Juan no solo es una preciosa excursión de montaña… sino que recorre un auténtico paraíso natural. Un paisaje agreste que sin duda alberga la naturaleza más valiosa de toda la Comunidad de Madrid.


Me propuso mi amigo Carlos hacer una excursión por la sierra, lo cual siempre es un compromiso… y es que mantener una imagen de conocedor del campo y la naturaleza implica sorprender con algo poco común. 
A la vez, el paseo tenía que estar adaptado a la capacidad de todo un grupo y contar con atractivos especiales que me permitieran contar algo interesante acerca de la geología, la fauna o la botánica... 

Descartado el popular Guadarrama, miré hacia el Oeste… y rebasada la Almenara a la que ya habíamos subido, pensé en las Cabreras de San Juan. No es que me guste compartir mis secretos, pero Carlos es un buen amigo… así que, al otro día, para allá que nos fuimos. 


COMO LLEGAR: Para subir a la Cabrera Alta, se debe seguir la carretera N-501 hasta el km 48, en donde hay una entrada a unas pistas de tierra. Siguiendo cualquiera de ellas, al cabo de unos siete u ocho kilómetros se llega hasta el aparcamiento del río Cofio. La pista tiene al final un tramo con baches, pero se pasa sin problemas. 

Pero vayamos despacio, porque aunque la Cabrera Alta solo alcanza una altitud de poco más de mil metros, 1.039 según el Iberpix, o algo más de 400 metros de desnivel, la excursión no es breve y en algunos tramos es empinada y exigente. El aparcamiento junto al río Cofio indica que este lugar es bien conocido. Cierto, pero solamente hasta la barrera que impide a los coches cruzar el más o menos caudaloso río, según la época. Más adelante solo algunos senderistas continúan por la amplia pista que me propongo seguir, y una mayoría se limita a pasear o a pescar junto al pequeño azud próximo, de aguas cristalinas y espejadas, en donde tiene su querencia la misteriosa nutria. 

En este punto yo recomiendo seguir la pista y no aventurarse a trepar, ladera arriba en busca de la Cabrera Baja, por dos razones: 
En primer lugar, esta montaña está compuesta de grandes bloques de granito y se hace difícil encontrar el paso, el cual a veces es incluso medio imposible. Además, entre las rocas la vegetación de jaras y otros arbustos dificulta mucho el avance. 
En segundo lugar, si alcanzamos esta primera cumbre, luego habremos de seguir una larga y penosa cresta, bajando y subiendo, y descender bastante altura hasta un collado para desde ahí volver a subir hasta la Cabrera Alta. 


Por otro lado, siguiendo el camino podemos observar la singular morfología geológica del yelmo de San Juan..., un lanchar granítico similar al de La Pedriza de Manzanares y emparentado con el famoso Pan de Azúcar de Brasil que se encuentra frente a nosotros, al otro lado del brazo del embalse al que rinde sus aguas el Cofio… 
y si lo que nos interesa es la fauna, miremos frecuentemente al cielo, porque además de abundantes buitres leonados y negros,    es muy probable que en algún momento nos sobrevuele cualquier especie de águila, incluyendo a la real o a la imperial,     o quizás la cigüeña negra, especies todas ellas que enriquecen la zona. 



La pista, muy llevadera, invita a una charla animada, lo cual nos impedirá sorprender a las especies de herbívoros que abundan en estos montes: muflones, corzos o jabalíes. Vamos ganando altura y al pie, el río se encajona entre paredes de roca y entre laderas cubiertas de encinas, de enebros y, mucho más abundantes, de pinos piñoneros.

Al cabo de unos cinco kilómetros, quizás algo más, a mano derecha sale de la pista un camino que se dirige hasta un refugio de ganaderos y unas tenadas construidas al pie del macizo rocoso de las Cabreras. Hasta aquí solo hemos ascendido, suavemente, unos 150 metros. 

Si continuamos en la misma dirección, de frente se abre claramente ante nosotros la vaguada de un arroyo que viene cayendo desde el collado que separa las dos cumbres. En este tramo no hay camino, pero dado que el desnivel es solamente de otros 60 metros, el progreso no es difícil. Nos acompaña una algarabía de cantos de las aves que encaramados a los pinos, apenas podremos distinguir si nos paramos a descansar un rato; las más abundantes, el carbonero garrapinos, el trepador azul, el herrerillo, el agateador, el pinzón… o también el tamborileo del picapinos, el canto del cuco y de la abubilla o el arrullo de las torcaces.

Alcanzado el collado, ya podemos dar vista a la cara norte; un mar de pinos aparasolados en oposición al mar de agua que nos acompañaba en la cara sur… :           la “costa de Madrid”, con sus calas y veleros en lejana semejanza a los paisajes de la Costa Brava. 

Desde aquí, alcanzar la Cabrera Alta supone otro tanto de desnivel, pero esta vez monte a través, entre lanchas y berruecos por donde habremos de intuir el camino, en fuerte pendiente y arañándonos con una maraña vegetal de enebros, jaras, madroños, cornicabras, aladiernos, torviscos, labiérnagos, arces de Montpellier… 
Si es buena época, es fácil que nos sorprenda el vuelo vaporoso de la bella Nemóptera o “duende”.


La zona más alta es un gran acumulo de rocas entre cuyo laberinto es probable que no encontremos la cumbre a la primera. Con un mínimo de prudencia, los tramos rocosos no revisten peligros de importancia y habremos de ir buscando el camino con sentido común. La cima se identifica por un cubo de obra a cuyo pie el sitio es inmejorable para comer, mientras un trasiego de buitres nos sobrevuela procedente o en dirección a la colonia que nos queda al pie, en las paredes de la Cabreruela. 






Mientras reponemos fuerzas, en la distancia podemos disfrutar contemplando, aguas arriba, el valle del Alberche. Al fondo El Tiemblo y las aguas del Burguillo. En la otra dirección, el valle del Cofio. Al fondo el monte Agudillo y Valdemaqueda. 



Para el descenso, podemos elegir entre varias alternativas. Una de ellas es desde luego desandar el camino de subida. Siguiendo hacia el Oeste, podemos igualmente bajar de nuevo a la pista por la que comenzamos la excursión y regresar por ella hasta el inicio en un largo paseo. En este caso optamos por bajar, siguiendo igualmente hacia poniente, hasta alcanzar el pie del macizo rocoso en su cara norte. 



Esta opción es mucho más corta ya que, aunque en un primer momento carece de camino y desciende fuertemente un desnivel de cerca de 300 metros, no tiene gran dificultad y pronto alcanzaremos un suave camino por el que llegamos al inicio en un placentero paseo próximo a la orilla del Cofio. En la vertiginosa bajada debemos valernos de los senderos abiertos por los animales y aprovechar la vegetación para asir nuestras manos. 




La luz de la tarde se filtra entre los pinos y acrecienta los contrastes. 

De camino, el ojo atento ha podido descubrir quizás un simple vivar de conejo, pero tal vez también la madriguera de un tejón, unas piñas roídas por las ardillas o la letrina de una gineta…
y si empieza a oscurecer, a lo lejos nos acompañarán el canto evocador de los cárabos o el más escalofriante del búho real. 

Al final, nuestro camino alcanza de nuevo el pequeño azud que mencionábamos al inicio y en el que si aún tenemos tiempo de pararnos a descansar, podemos de nuevo escuchar y observar una variada fauna… quizás la anhelada nutria.

martes, 6 de diciembre de 2016

Beirut's Pigeon Rock


Off the coast of Raouché, there is a natural landmark called the Pigeons' Rock. These two huge rock formations, which stand like gigantic sentinels, are a popular destination for locals and visitors alike. 

Raouché is a residential and commercial neighborhood in Beirut, Lebanon. It is known for its upscale apartment buildings, numerous restaurants, and cliff-side cafés that line Avenue de Paris, which forms part of the popular, on weekends and evenings, Corniche de Beirut.

Geology: 

The oldest rocks exposed in Lebanon are probably no older than earliest Jurassic, that is, around 200 million years old. Although this is not a great age, the Lebanese sequence is scientifically important because it is thick, very well exposed, little deformed and seems to show very few gaps.

Differently from Jurassic, the Cretaceous strata are less well marked and in many cases apparently identical strata appear to continue into the Paleocene and Eocene with no major break. The upper part of the Cretaceous and the early Paleogene is almost entirely carbonate with some only thin clay units. It represents a very real stratigraphic challenge with a mosaic of subtly varying facies, most of which look superficially very similar.

After the Jurassic Kesrouane Limestone, the Sannine Limestone forms the second great carbonate sequence of Lebanon, capping the highest peaks of northern Mount Lebanon and occurring in a wide belt along, and just inland of, the present day coast. The Sannine Formation is mainly divided into a “mountain” and “coastal” facies, this last consisting of a fine grained, thin bedded, deep water pelagic carbonates sequence.



This sequence is frequently slumped and, especially in the extreme west shows scour channels and what appear to be calci-turbidite deposits. 

Slumping in this unit is intriguing and probably represents the effects of slight tectonism along the continent-ocean margin, possibly related to renewed opening of the Levantine branch of the NeoTethyan Ocean. 

The most spectacular occurrences of this slope and basin facies are at Pigeon Rocks at Rauche in Ras Beirut.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Pequeña y breve introducción a los reptiles españoles...(II)



La profusión de grupos y de especies de reptiles en España nos hace dividir esta guía introductoria en tres…:

Por un lado, en un primer post hemos tratado de aquellos animales que se llaman QUELONIOS, o testudos, esto es, que tienen un caparazón que les protege el cuerpo…, las tortugas, para entendernos.


http://geopiedra.blogspot.com.es/2016/11/pequena-y-breve-introduccion-los.html

Por otro lado en un segundo y tercer post, tratamos de los reptiles con escamas… El sentido común hace que los dividamos por un lado en lagartos, lagartijas y aquellos que se les parecen, y por el otro en serpientes, esto es: saurios u ofidios.

En este segundo post vamos con estos últimos. 


Arriba: La culebra bastarda es nuestro mayor ofidio.
Izquierda: Muda de culebra en torno a un tronco de encina...


Dentro del grupo de los ofidios o serpientes tenemos a las culebras, con diez especies, todas de una misma familia, y a las víboras, con tres especies de otra única familia.


Víbora hocicuda... el nombre es poco imaginativo y alude a la forma de su hocico.

En España, hasta no hace más de unos pocos años, y digo pocos… menos de diez, o sea “nada” en términos naturales, solamente hubo serpientes en la península. En Baleares nunca hubo serpientes y los propios romanos y fenicios no las encontraron. Ahora hay varias especies peninsulares que ya no habrá forma humana de erradicar: culebras de herradura, de escalera, de agua, de esculapio, bastardas... Han entrado escondidas entre las raíces de olivos y otras plantas destinados a la jardinería, y están poniendo en peligro la biodiversidad propia de las islas: aves, lagartijas, anfibios… en Menorca, en Ibiza y en Mallorca. 

La culebra de escalera es todo un representante de nuestra fauna mediterránea...

Trece especies es un mal número, así que como en Canarias no querían ser menos, también “importaron”, -fue por pura negligencia-, una decimocuarta serpiente, la “catorceava” especie, la culebra real de California… y esto les da ahora muchos problemas y se come su buen presupuesto para tratar de erradicarlas. En este caso, se trata de una especie ajena a la fauna española.

Y no es la única… Cuantas veces no habremos oído hablar de boas, pitones y otras maravillas de la naturaleza que lo son en su medio, pero no lo son en absoluto en las cloacas de una gran ciudad o en cualquiera sabe dónde hayan podido acabar, escapadas o liberadas irresponsablemente, después de que un dueño imprudente se canse de tenerlas o se asuste de lo que crecen… de momento no se han asentado en ningún sitio, pero tiempo al tiempo.




La víbora europea (Berus) y la Aspid son las otras dos especies que se encuentran en España.

De hecho, de cinco grupos principales de reptiles en el mundo, en España faltan dos: cocodrilos e iguanas… Por ahora estos animales solo conviven con nosotros de manera anecdótica y desde luego no natural… pero quien sabe lo que pase en el futuro, en un mundo en el que el trasiego de ciertas especies es cada vez más problemático, reduciendo la diversidad en favor de las especies más resistentes, más opresoras, o simplemente más estéticas o… “humanófilas”. 


Culebra lisa europea, un simpático habitante de nuestra naturaleza.

Volviendo a nuestras serpientes, empecemos por las culebras; Las culebras ibéricas, de entrada son inofensivas. Primero de todo, son animales huidizos que tienen más de temer de nosotros, que nosotros de ellos. En segundo lugar y aunque se sientan acosadas, difícilmente nos morderán y la mordedura de una culebra es, en general, poco menos que la de un gato, al que por lo general, no le tenemos ninguna aprensión. En tercer lugar, aunque hay dos especies que poseen veneno: la culebra bastarda y la de cogulla, este lo inyectan mediante dientes que dada su posición, difícilmente puede alcanzarnos en caso de ser mordidos. La culebra de cogulla con menor razón porque es además una serpiente pequeña.

La culebra bastarda, en cambio es una serpiente potencialmente grande, la más grande de España, con ejemplares de hasta dos metros de longitud. Otras culebras grandes son la de escalera, la de herradura o la verdiamarilla.

El resto de culebras son más pequeñas, la mencionada de cogulla, las culebras lisas, las de agua y la de esculapio.

Por otro lado, las culebras son beneficiosas porque comen sobre todo roedores, aunque también cualquier otro pequeño vertebrado: conejos, pajarillos, peces, ranas y lagartijas. Esto va poco a poco calando en una sociedad cada vez más formada e informada, aunque aún es lamentable ver con frecuencia culebras atropelladas, a mala idea, o matadas a palazos por gente recalcitrante y atávicamente enemistada con la “bicha”.



Es por desgracia frecuente encontrar serpientes muertas por el hombre, como esta joven Escalera atropellada (Izq) o este  Aspid apaleado (dcha).

Decíamos que hay especies de culebras de distintos tamaños, también de distintos coloridos y dibujos. Distinguirlas es solo cuestión de atención, de fijarse y de contar con la información adecuada. Todas ellas poseen rasgos que las distinguen de sus parientes las víboras. Esto es quizás lo que más pueda interesar:

· Las culebras son largas y estrechas, mientras las víboras son cortas y macizas.

· La cabeza redondeada de las culebras apenas se distingue del resto del cuerpo, mientras que la de las víboras, en forma de flecha o de corazón, permite distinguir donde termina la cabeza y empieza el cuerpo.

· Los ojos de las culebras presentan una pupila redonda, mientras que en las víboras, la pupila es alargada y vertical, como la de un gato.

· Finalmente, las escamas de la cabeza de una culebra son grandes en comparación con las del cuerpo que son pequeñas, mientras que en las víboras, tanto las escamas del cuerpo como de la cabeza son pequeñas, exceptuando dos grandes placas sobre los ojos...

Las culebras son buenas nadadoras y como esta escalera, no dudan en cruzar charcas o arroyos.

En cuanto a las víboras, -volvemos sobre la peligrosidad-, son también animales no agresivos y beneficiosos, y por lo tanto poco peligrosos, pero en este caso su veneno, sin ser tan virulento como el de otras serpientes del mundo, sí puede causar mordeduras graves o incluso fatales. La gravedad de la mordedura de una víbora depende de muchos factores: la especie, la edad de la serpiente y/o de la víctima, patologías de esta última, lugar de la mordedura, o incluso si la serpiente había mordido recientemente a alguna presa. Lo cierto es que las muertes por mordedura de víbora en España son de solamente entre tres y ocho al año, aunque los casos han podido aumentar en la medida del incremento de las actividades en la naturaleza.

En caso de encontrar una víbora cuando caminamos por el campo, lo mejor es simplemente ignorarla, o contemplarla a cierta distancia, y dejarla tranquila, en su hábitat.

Para distinguir a unas víboras de otras, lo primero que debemos tener en cuenta es que las tres especies viven en áreas distintas de la península, la hocicuda en su mayor parte, pero la de Seoane en general solamente en el área cantábrica y la aspid solamente en los Pirineos.
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